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De Cuando Personas Inteligentes Toman Decisiones Estúpidas

Jan 22, 2025
Virtuosum
De Cuando Personas Inteligentes Toman Decisiones Estúpidas
8:09
 

 

 

¡HOLA! Bienvenido al blog Miércoles de Liderazgo donde te ofrezco ideas para fortalecer tu liderazgo dondequiera que lo ejerzas. Gracias por estar aquí, te saluda Alfredo Esponda.

 

El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, estaba muy confiado en su poder y de repente, se le ocurrió lanzar una ley marcial que interrumpía el devenir tranquilo de la sociedad sudcoreana. Esto generó protestas en todo el país y provocó la reacción del congreso, decidieron los congresistas quitarle todos los poderes y encarcelarlo. Se considera que esto desató la crisis más severa en el país desde 1980. ¿Qué le pasó a Yoon? ¿Será que no pensó hondamente las consecuencias de su decisión? ¿O las pensó y se sintió muy valiente y poderoso? ¿Calculó mal su poder? Su encarcelamiento le permitirá reflexionarlo.

 

En Perú, el presidente Pedro Castillo, decidió que debía disolver el Congreso. Se levantó una multitud de protestas a lo largo y ancho del país. El Congreso decidió destituir al presidente y encarcelarlo. Pobre Perú, con Evo Morales como un agitador permanente y presidentes que toman malas decisiones, lo que era un país que estaba avanzando, poco, al estilo latinoamericano, pero al fin avanzando, entró en una nueva crisis.

 

Hay presidentes que ascienden al poder máximo por factores aleatorios que no conocen, entonces se desbocan y llegan a tomar decisiones que les produce daños a ellos mismos.

 

Otros identifican los pilares del poder y sus vasos comunicantes, de modo que paso a pasito van construyendo una telaraña inteligente que les permite gobernar con solidez. Luego, descubren que, aun así, hay ciertos personajes que amparados en sus propios pilares de poder llegan a tomar decisiones adversas, llámese Suprema Corte o instituciones que hacen contrapeso al poder presidencial. Entonces, se dedican a derruir paulatinamente esos poderes enemigos, la venganza entra en acción. Carcomen sus bases, como las termitas que, silenciosamente, acaban con las estructuras que las sostienen. Todo con el afán de acumular más poder. ¿Será sostenible ese poder omnímodo? Estamos a la expectativa en México.

 

En Estados Unidos, Donald Trump, llega al cargo de presidente, dispuesto a sacudir la política exterior y mostrar intereses expansionistas. Proclama restituir la grandeza de su país estableciendo nuevos y agresivos aranceles, anexar a Canadá como el estado 51, a Groenlandia (arrebatársela a Dinamarca) y recuperar el canal de Panamá. Los dichos que pronunció como candidato él las formuló como compromiso, “promesas hechas, promesas cumplidas”. Sin embargo, pronunciar eslóganes al calor de la campaña no es lo mismo que ejecutar esas ideas al asumir la presidencia. ¿Podrá Trump sostener sus promesas? Se contradice: por un lado, quiere parar el expansionismo de China y Rusia, por otro, está debilitando su propio poder al enemistarse con sus vecinos y con las naciones europeas que forman parte de la OTAN. ¿Podrá hacerlo solo? ¿Le funcionará el aislacionismo?

 

¿Cuántas veces, nosotros como ciudadanos comunes y corrientes, no hemos tomado decisiones que luego nos estrellan en la cara sus repercusiones? La vida no es fácil.

 

Te cuento todo esto para justificar mi interés constante por la inteligencia emocional. Si no desarrollamos nuestras habilidades emocionales somos propensos a caer en estos casos de desgracia. Un comportamiento a todas luces perjudicial para nuestra vida.

 

¿Por qué es tan difícil que los adultos se nieguen a desarrollar estas habilidades? Por una sencilla razón: creemos que ya conocemos cómo actuar y no necesitamos estudiarlas.

 

El estudio de la inteligencia artificial nos trae locos en este siglo XXI, pero el estudio de la inteligencia humana ha sido muy preocupante para los científicos del cerebro, han dado forma a la neurociencia para que se convierta en una especialidad de gran dedicación.

 

Tienen más de cien años dedicándose al estudio de la conducta humana y sus fuentes que la impulsan a la acción. Sorprendió Howard Gardner en 1970 al plantear que tenemos inteligencias múltiples, es decir, la inteligencia musical de Beethoven no se compara con la inteligencia de un Bernard Shaw al escribir sus novelas. Por ello Gardner planteó ocho diferentes tipos de inteligencia: lingüística, musical, lógico-matemática, naturalista, espacial, interpersonal, intrapersonal y cinético-corporal.

 

En síntesis, hay inteligencia especializada en los deportistas, en los músicos, en los bailarines, en todos los seres humanos. Es un enfoque reduccionista limitarse a la inteligencia que mide el IQ (cociente de inteligencia). Si alguna vez te sentiste triste porque te dijeron que tenías un IQ bajo, con toda seguridad, no estaban midiendo la inteligencia que te hace fuerte.

 

Pues bien, según Gardner la inteligencia interpersonal y la intrapersonal son la fuente del estudio que llevó a la inteligencia emocional. Dos científicos de las universidades de Yale y Hampshire plantearon en 1990, por primera vez, el concepto de inteligencia emocional. Fueron muy comentados y elogiados dentro de la comunidad científica.

 

En 1995 otro profesor, de Harvard, siempre de Harvard, retomó el tema y le dio un tratamiento periodístico logrando que todo el mundo entendiera el concepto y ¡zas! se popularizó. Se trata de Daniel Goleman que publicó el libro Inteligencia Emocional. La mayoría de la gente atribuye la originalidad del concepto a Goleman, pero no es así.

 

Lo que debemos estudiar, por nuestro propio bien, es la inteligencia emocional que consiste en tres partes: comprenderse a uno mismo (desde los griegos nos han insistido en el “conócete a ti mismo”), comprender a los demás y articular ese conocimiento para entablar buenas relaciones sociales.

 

Lo bueno es que avanzado el siglo XXI contamos con herramientas para desarrollarnos en estas tres habilidades y, con ello, lograr una buena calidad de vida personal y contribuir a la formación de buenos ambientes de convivencia social. Para esto es la capacitación en Inteligencia Emocional, no te pierdas la oportunidad de desarrollar estas habilidades. No se dan por causas espontáneas, es preciso trabajar en ellas y aplicarnos con dedicación y constancia.

 


 

¡HASTA EL PRÓXIMO MIÉRCOLES!

 

OSCAR WILDE: Hay personas que causan felicidad allí donde van; otras, siempre que se van.

 

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