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El Líder Impulsivo

Jul 24, 2024
Virtuosum
El Líder Impulsivo
7:11
 

Foto: Imagen de Freepik

 

¡HOLA! Gracias por estar aquí. Te doy la más cordial bienvenida. Soy Alfredo Esponda para ofrecerte un perfil de liderazgo que espero no caigas en él.

 

Hace varios años fui invitado a una reunión con un compañero de carrera. Él estaba en la cúpula del poder, de este modo, era grato asistir a un evento convocado por él. Ignoraba que sólo estaríamos él y yo.

 

En cuanto llegué me planteó un dilema que enfrentaba en ese momento. Respondí que habría que considerarlo con detenimiento. “No, me urge una respuesta”. Me sentí descontrolado, no supe qué contestar. No hubo tema adicional, de modo que perdí la oportunidad de causar buena impresión ante un político de la nueva generación.

 

Después supe que este líder siempre reaccionaba así. Hasta el punto de que era insufrible.

 

Luego, me cambié de trabajo y me tocó un jefe de temperamento similar.  Un día me pidió un trabajo “super urgente”, del tipo “lo quiero para ayer”. Después de desvelarme haciendo el trabajo encomendado, fui a la Dirección General a entregarlo y me encontré con que me recibiría en cuanto terminara de hablar por teléfono. Después de una hora de esperar le dejé el trabajo con Nora, su secretaria y me fui a mi oficina. Se sintió ofendido y fue a mi oficina a reclamar la falta de respeto. Debí esperarlo. Lo padecí, tan sólo un año. Acabé renunciando.

 

Ahora, con la lectura de Multiplicadores el libro de Liz Wiseman, he encontrado que los tipifica como “El reactor inmediato”. Nos los describe como “el líder que valora la agilidad y la respuesta acelerada. Responde con rapidez, resuelve el problema y toma micro decisiones inmediatas. Es alguien que contesta sus correos de inmediato: abre, lee, resuelve”.

 

“En lugar de agilidad, el reactor inmediato tiende a generar apatía. Hasta los mejores empleados se tardan en responder cuando saben que hay alguien dedicado a ello”. Nos pone el caso de la secretaria que recibe un correo y ve que su jefe está copiado, para qué se mueve ella si su jefe lo va a contestar más pronto que tarde.

 

El reactor inmediato es una más de las clasificaciones que nos aporta Liz acerca del estilo reductor. El jefe de operaciones de mi empresa asignaba trabajos, pero no tenía paciencia esperando la ejecución, se desesperaba y acababa haciendo el trabajo él mismo “hazte a un lado, lo haré yo”.  Los compañeros se dieron cuenta que siempre pasaba lo mismo, de modo que recibían el encargo, le daban tiempo, sabían que el jefe acabaría haciendo la chamba. Es la consecuencia natural del reductor. Al estilo del presidente López Obrador que se lamentaba de este modo “tengo que estar empujando un elefante reumático”.

 

Otra caracterización de líder reactor es la del “líder optimista”, “es un directivo con actitud positiva y emprendedora que visualiza las posibilidades y cree que es posible enfrentar todos los problemas con esfuerzo y la mentalidad correcta”.

 

“El optimista se enfoca en lo posible y cree que la gente a su alrededor (incluido él) es inteligente y puede descifrar las cosas. Entonces, ¿por qué cae en el rango de los reductores?” Wiseman nos explica lo siguiente, esta gente acaba por desesperar a sus colaboradores porque “para él/ella” todo es fácil” y espera demasiado de su gente. Al final del caso expuesto, relata que uno de esos colaboradores le dijo “lo que quiero es que reconozcas que es difícil”. Cuando así lo hizo encontró la respuesta “en ese instante sentí que la tensión se disipó”.

 

Se me ocurre especular con el caso del Jimmy Lozano, joven director técnico a cargo de la selección nacional. Jimmy encaja en una categoría de reductor tipificada como “el protector”. Liz nos explica el caso como “la mamá osa que decide proteger a sus oseznos de los depredadores”. Hemos leído declaraciones de Jimmy defendiendo a sus seleccionados de los ataques de la prensa hostil, “pelea contra la gente abusiva y resguarda a su personal de las problemáticas luchas de poder”. Los fracasos de la selección nacional siempre son culpa de él mismo. No permite que culpen a sus jugadores.

 

Liz agrega: “Por desgracia, la mamá osa puede impedir que el personal aprenda de las dificultades y de la responsabilidad. Es un intento desafortunado por crear una falsa seguridad. Si el líder no para de proteger a la gente del peligro, jamás les permitirá aprender a defenderse por sí misma”.

 

Otra tipificación que me encanta es la del “líder estratega”. “Es aquel gran pensador que proyecta una visión convincente del futuro. Le muestra al equipo un lugar mejor, un destino al cual vale la pena aspirar y se lo vende con entusiasmo evangélico. El líder puede ir demasiado lejos y la gente dejará de buscar respuestas por sí misma. La gente dejará de crecer”. Él cree que inspira, pero en realidad acaba desmotivando. Es un reductor.

 

Liz Wiseman nos ofrece una gama amplia sobre las distintas formas en que, sin querer, acabamos siendo líderes reductores. He caído en varios errores y por ello considero de valía prestar atención. Innumerables veces me esforcé porque mi equipo hiciera las cosas con “excelencia”, “nada mejor que un diez”, siempre insistiendo en que sientan el orgullo de hacer las cosas muy bien. Nos recomienda Liz: “En ocasiones, es preferible llegar al 90% de una solución con un equipo que se adjudica el 100% de la propiedad, que obtener el 100% de algo con un equipo que no se involucra”.

 

Te invito al autodiagnóstico y el reconocimiento de errores propios y ajenos para aprender cómo recurrimos al liderazgo reductor, siempre con la mejor intención.

 


¡HASTA EL PRÓXIMO MIÉRCOLES!

 

LAO TSÉ: Cuando me libero de lo que soy, me vuelvo lo que podría ser.

 

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