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Emprender Sí, pero ¿Cómo?

Oct 02, 2024
Virtuosum
Emprender Sí, pero ¿Cómo?
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¡HOLA! Te doy la más cordial bienvenida a mi blog. Alfredo Esponda te agradece que estés aquí para compartir ideas relacionadas con el emprendedurismo.

 

¿Qué hace un economista? Así, de sopetón, me preguntó mi novia antes de casarnos. No lo dijo así, pero en lenguaje subliminal entendí que averiguaba de qué habríamos de vivir una vez casados. ¿Qué clase de vida tendríamos?

 

Me cuestioné a mí mismo, mi sueldo de maestro de tiempo completo en la UAM ¿me permitiría sostener una familia? Qué dilema, francamente no, esa fue mi respuesta interior.

 

Ese es el antecedente más claro que tengo para explicarme cómo fue que emprendí. No lo tenía contemplado, pero me lancé. Como economista lo que tenía planeado era hacer carrera como funcionario público. No tenía experiencia empresarial, ni papá que me hubiera heredado un negocio, o familiares cercanos que pudieran compartirme alguna experiencia que me fuera útil. Estaba completamente en cero. La carrera de economista no me ayudaba.

 

Hubo necesidad de ir inventando cada paso. Sobrevivimos gracias a la enorme entereza de mi esposa. Me alentó ante tantos tropiezos, todos haciendo escuela, aprendiendo a golpe y porrazo. No había otra manera.

 

Cuarenta y cinco años después, en este maravilloso 2024, existen libros y manuales espléndidos, bien documentados, que te enseñan a emprender. Se mencionan estadísticas que reflejan un dato espeluznante: sólo 2 de cada 10 empresas sobreviven después de cinco años. La historia de quienes están enterrados en el panteón del fracaso no interesa a nadie.

 

Entonces, ¿dónde comenzó el emprendimiento? Empecé por analizar mi historia profesional a lo largo de los años. Descubrí que me gustaba, y no me salía tan mal, estar frente a grupos. Mi experiencia de cinco años impartiendo los cursos de Hablar en Público de Dale Carnegie y los dos años como profesor de tiempo completo en la Universidad Autónoma Metropolitana me parecía que planteaban una senda a explorar. Además, tenía el antecedente de que me eligieron presidente de la sociedad de alumnos en sexto de primaria, en la prepa 2 de la UNAM, en la Escuela de Economía de la UNAM y secretario de la Asociación de Egresados de Economía, al lado del presidente de la Asociación, Jesús Silva-Herzog Flores.

 

Fue un encierro de tres días. Exploré muchas otras actividades realizadas a lo largo de los años. Pero ¿dónde sentía pasión al realizarla? ¿En qué me sentía realizado? ¿Cuál actividad me llenaba de orgullo y satisfacción? La elección es fundamental, vas a dedicarte a una sola cosa en el resto tu vida, más vale que tengas vocación para ello.

 

Me gustaba enseñar a otros. Sentía pasión por el desarrollo de habilidades personales. Como economista me angustiaba que tuviéramos tantos problemas por el desempleo, había tanta gente que en realidad “eran inempleables por falta de adiestramiento”, problemas por falta de eficiencia en toda actividad laboral, etc. En las evaluaciones internacionales sobre competitividad veía que México siempre figuraba en lugares distantes de los mejores, creía que la capacitación era una solución para ese problema. Urgía actuar.

 

En la Escuela de Economía me taladraron la vocación por México. ¿Cómo podría yo ayudar a que se resolvieran los problemas de falta de eficiencia? ¿Cómo podría contribuir a que México saliera adelante? Dados los múltiples problemas nacionales, ¿en qué podría ayudar para resolverlos? Si el trabajo es para resolver problemas, por ¿dónde empezar?

 

De este modo, concluí que me dedicaría a la capacitación. Así fue como nació el Centro de Capacitación y Adiestramiento, S.C. (CENCADE) era el 15 de febrero de 1979. Un año antes se emitió el decreto que hacía obligatoria la capacitación a cargo de las empresas. El saber esto me dio impulso para seguir adelante. Pensé que se abría un gran mercado para ello.

 

De la idea a la puesta en práctica hay una brecha tan grande como de aquí a la luna. De modo que el arranque, con base cero, fue tortuoso. Comencé por crear un curso: Alertabilidad, cómo aprender a aprender. Por supuesto, a mí me pareció genial. Pero al mercado no.

 

Le hablé a Joaquín Solórzano, un participante de mis cursos. Cuando se lo ofrecí me hizo una pregunta: “Alfredo, allá tenías el respaldo internacional de Dale Carnegie, en este curso, ¿quién te respalda?”. Le dije que era creación mía. Eso fue suficiente para decirme que no le interesaba. Así por el estilo los demás prospectos. Mi lista de conocidos no me funcionó.

 

La verdad, las empresas hicieron poco caso del decreto. Resultó difícil conseguir clientes. Por allí comienza toda labor empresarial, si no consigues clientes estás condenado a morir. Luego me enteré de que a los clientes hay que encontrarlos y desarrollarlos. Luego, cautivarlos y, por último, convencerlos de que la opción que tú les ofreces vale su precio.

 

A quienes hoy desean emprender, les sugiero que se compren la obra de Steve Blank y Bob Dorf: El Manual del Emprendedor, editado por Gestión 2000. Ahora sí, contarán con un paso a paso para crear su negocio. No sería comprensible que en pleno 2024 alguien se lance al emprendimiento sin bases de conocimiento y guía. “El saber es poder” eso me han dicho toda la vida. Hay que respetarlo. El que no sabe, es como el que no ve.

 

Un arranque es el diseño de un modelo de negocios, según las enseñanzas de Alexander Osterwalder en “Tu modelo de Negocio” de Editorial Deusto, que te dice cómo en una servilleta puedes desarrollar tu idea del negocio a emprender. Es el esfuerzo mínimo indispensable si quieres arrancar un negocio, es tu idea desplegada en un lienzo que te exige plasmar los elementos básicos para iniciar tu gran idea. Uno de mis artículos anteriores en este blog expone este argumento. Allí encontrarás cómo es que en una servilleta se puede plasmar un modelo de negocios. No inicies si no tienes esto muy claro.

 

Te invito a reflexionar ¿qué tan difícil es emprender? ¿por qué mueren tantos negocios en los primero cinco años de vida? ¿atribuyes el fracaso a la falta de capital? No, te lo explico en el próximo artículo.

 


¡HASTA EL PRÓXIMO MIÉRCOLES!

 

GARY HAMEL: Los innovadores tienen una manera distinta de observar el mundo; desarrollan un conjunto de hábitos perceptuales que les permiten atravesar la niebla de “lo que es” y visualizar aquello que “podría ser”.

 

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