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Felicidad a tu Alcance: Hábito No. 11 Aplica la Inteligencia Emocional

Mar 10, 2023
Virtuosum
Felicidad a tu Alcance: Hábito No. 11 Aplica la Inteligencia Emocional
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La gran pregunta de la inteligencia emocional es ¿por qué personas inteligentes hacen cosas tontas?

 

En los primeros días de julio de 2022 se desató en México un gran escándalo mediático. Se trata de una avalancha de pruebas que hunden al exgobernador de Campeche y en ese momento presidente del PRI. En sus declaraciones Alejandro Moreno (Alito) afirmó que sus posesiones eran de 6.5 millones de pesos, pero al ser valuadas por el Fiscal del Estado se estimaron en más de 100 millones. Se trata de más de 23 propiedades inmobiliarias, autos de gran lujo y obras de arte de selecto gusto, algunas puestas a su nombre y otras a nombre de familiares. Diez años antes suplicaba atención del presidente de su partido para que lo apoyara como candidato a diputado y luego de serlo, se lanzó como candidato a gobernador de su estado. Todas esas elecciones las ganó. De candidato pobre se transformó en jerarca y potentado. Líder poderoso asegura que “todo mi proceder ha sido apegado a derecho”. Difícil de creer cuando sabemos que los ingresos “legítimos” no alcanzan semejante cifra.

 

Javier Duarte de Ochoa es licenciado en derecho y estudia una maestría en derecho, economía y políticas públicas en España y el diplomado en Alta Dirección en el IPADE. Es decir, estudió lo que había que estudiar para formarse en las actividades públicas a las que aspiró. Fue diputado por el estado de Veracruz y participó en varias comisiones de la Cámara de Diputados. Así ascendió a la gubernatura de su estado, con una trayectoria que manifiesta tesón y talento. No llegó por casualidad, ni era un improvisado. No pudo terminar su mandato, se le acusó de gran cantidad de desfalcos y operaciones fraudulentas, se presentó al público con este discurso “presento mi renuncia al cargo de gobernador constitucional para dedicarme íntegramente a lavar mi honor y presentar las pruebas que demuestran mi inocencia”. Por supuesto que no lavó su honor, terminó en la cárcel.

 

No solamente les pasa a los políticos, también empresarios han terminado en la cárcel por evasión de impuestos y fraudes comprobados. Destaca Carlos Ghosn que como máximo dirigente de Nissan elevó a esta empresa al rango de número uno en la industria automovilística mundial para, luego, ser acusado de fraude monumental y terminar en la cárcel. Dominique Strauss-Kahn fungió como secretario de finanzas del gobierno francés, llegó a presidente del Fondo Monetario Internacional, gozó de un amplísimo reconocimiento como economista capaz y preparado, lo candidateaban para ser presidente de Francia, pero…una camarista del hotel Sofitel de Nueva York lo acusó de abuso sexual y le destruyó todo su prestigio y su exitosa carrera, tuvo que pagarle una indemnización de seis millones de dólares para ser perdonado.

 

Uno se preguntaría en estos casos ¿cómo es que personas tan preparadas y que han luchado tenazmente por lograr buenas posiciones terminan destruyendo sus carreras al obrar mal? Con franqueza, esto le pasa no solamente a políticos y empresarios, nos pasa a todos. Cometemos errores que no van de acuerdo con nuestro nivel de inteligencia. Por esta razón ha cobrado auge el estudio de la inteligencia emocional.

 

La inteligencia emocional es definida como “la capacidad de razonar válidamente con las emociones y la información relacionada con ellas, así como de usar las emociones para mejorar el pensamiento”.

 

La inteligencia emocional se maneja con base en cuatro etapas: percepción, facilitación, comprensión y regulación de las emociones. La cuarta etapa es la que muestra si controlamos o somos controlados por nuestras emociones. El precio por pagar es aprender de las tres etapas previas.

 

Los padres del concepto son Peter Salovey de la Universidad de Yale y John Mayer de la Universidad de Hampshire; sin embargo, el concepto no llega a nosotros por los científicos sino por un divulgador de la ciencia, Daniel Goleman, quien lo hizo popular.

 

Para llegar a la inteligencia emocional el primer paso es desarrollar percepción de las emociones, primero de las nuestras y luego de los demás. Es entenderse a uno mismo para poder comprender a los demás. EJERCICIO: entrénate identificando emociones en distintas personas, ¿cuándo está enojado? ¿cuándo está entusiasmado? ¿cuándo tú te sientes apagado? ¿cómo cambian tus estados de ánimo?

 

El autor Pablo Fernández-Berr8ocal nos explica en su libro Inteligencia Emocional que si desarrollamos esta habilidad “discriminamos tanto la precisión como la honestidad de las emociones”, es para saber qué tan auténticas son las manifestaciones emocionales o son herramientas para el chantaje.

 

En la segunda etapa, la de facilitación emocional, aprendemos a “utilizar de una manera inteligente las emociones para facilitar nuestro pensamiento y mejorar nuestra forma de procesar la información y resolver problemas”. Si logramos esta etapa conectamos mejor emocionalmente con las personas que tratamos. EJERCICIO: Identifica ¿cuándo es congruente tu expresión con tus ideas?

 

En la tercera etapa avanzamos hacia la comprensión emocional, nos permite calificar los estados emocionales de otras personas y actuar en consecuencia. Nos permite predecir las posibles reacciones emocionales ante distintos escenarios. EJERCICIO: ¿Puedes predecir cómo reaccionará emocionalmente una persona ante una situación?

 

La cuarta etapa implica tener la capacidad “para manejar nuestras reacciones emocionales con prudencia y determinar las mejores estrategias de comportamiento emocional para interactuar apropiadamente con otras personas y así lograr nuestros objetivos”. EJERCICIO: ¿Puedes manejar tu emoción ante un suceso específico?

 

Como te imaginarás, estas cuatro etapas son apenas el inicio de un proceso formativo más amplio en la inteligencia emocional, no dejes de hacerlo.

 


 

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