La Búsqueda de Talento
Mar 09, 2023
En junio de 2021 Manpower Group dio a conocer una estadística a través de los periódicos de más amplia circulación, en particular Reforma y El Heraldo. La gráfica nos refleja “Empleadores en México con dificultad para cubrir vacantes” y las barras reflejan datos de 2013 donde hay un 38 % de dificultad hasta 2020 en que la dificultad se eleva al 74%. ¿Por qué tanta dificultad?
Como es fácil comprender, el universo de encuestados por Manpower es el de directivos de alto nivel y por tanto las plazas para ocupar son de alto nivel de exigencia. Recuerdo que en una reunión de ATD (la American Training and Development) se trató el tema del talento y uno de los ejecutivos allí presente soltó la frase: “es que en México no hay talento”. La andanada de reproches que recibió estuvo encabezada por tres compañeras ejecutivas de recursos humanos.
Me imagino que el ejecutivo que tuvo la audacia de expresar esa frase estaba pasando por un momento difícil para cubrir plazas de alta exigencia, siendo que provenía de una de las grandes empresas trasnacionales quiero imaginar que buscaba ejecutivos con dos maestrías, dominio de tres idiomas y experiencia internacional. Por supuesto que eso no abunda.
Me parece que lo primero que debemos hacer es desmitificar la palabra talento.
Estamos acostumbrados a referirnos al talento cuando se hace mención de virtuosos, como cantantes de ópera, violinistas o pianistas. Por ejemplo, tuve la suerte de poder asistir a una presentación en el Palacio de Bellas Artes de la gran figura internacional: el Jalapeño Javier Camarena. Excelsitud plena. En esos casos uno se olvida de todo lo que le rodea y de aquello que anda cargando como preocupaciones, compromisos o planes, la concentración es plena, la voz y la música se apoderan de nuestros sentidos para hacernos gozar. Es el disfrute al máximo. Es el gran placer que produce el arte en su grado más fino y delicado.
Si el concepto de talento virtuoso lo llevamos al campo de la selección y reclutamiento de personal en una empresa, nos resultará sumamente complicado encontrar personal virtuoso, nos abocaremos a establecer una gran cantidad de requisitos, a veces, imposibles de cumplir.
Existe otra versión del talento según como nos lo define Marcus Buckingham “es un patrón recurrente de pensamiento, sentimiento o comportamiento que puede aplicarse productivamente” y mejor aún, aquello que haces fácil y maravillosamente. Fácil porque es visible que la persona lo hace sin esfuerzo, con destreza y sin incurrir en pérdida de tiempo o desperdicio de recursos. Lo de maravillosamente se refiere a que todas las personas que lo ven en acción comentan “qué bien te quedó”, “me encanta como lo haces”, etc.
En consecuencia, sugiero desmitificar el talento y aplicarlo de manera más moderada, menos excelsa. Dejemos esos niveles de exigencia para el arte en sus múltiples manifestaciones ya sean pintura, escultura, arquitectura, música o literatura.
Ahora bien ¿dónde encontrar talento? Te platico, hace unos años viví una experiencia que deseo compartir para ilustrar el concepto. Paseábamos mi familia y yo en Acapulco en los atracaderos de barcos cuando vimos que estaban fotografiando a un señor que presumía un Pez Vela hermosísimo. Nos acercamos y manifestamos nuestra admiración.
Se nos acercó un señor y nos preguntó ¿quisieran pescar un Pez Vela? Dijimos que si era posible pues nos encantaría. El señor tenía su barquito bien equipado para esos propósitos y nos lanzó una oferta, regateamos y al final, acordamos. “Mañana los espero aquí a las cinco de la madrugada”. ¿Cómo, tan temprano? Es la hora que debemos partir nos dijo.
Al día siguiente a las cinco allí estábamos. Éramos ocho. Comenzamos a navegar mar adentro y parecía no tener fin, hasta que se detuvo. ¿Por qué tan lejos? Preguntamos. El pez vela es de agua fría y suelen estar por estos lares, además si llegamos más tarde se calienta el agua y se van más profundo. Al quinto lanzamiento un pez mordió el anzuelo y lo sacamos, era un dorado. El capitán del barco dijo “ya tenemos para el almuerzo”. Más al rato, como al octavo lanzamiento otro pez mordió el anzuelo y mi hijo de 12 años fue el de la suerte, pero por poco se lo lleva. El pez tenía mucha fuerza y comenzó a jalar y revolotear, el capitán dijo “es un pez vela, no lo dejemos ir”. Lo sacamos después de una severa lucha y resultó un ejemplar de trofeo.
Entonces, la moraleja está sencilla, si queremos pescar pez vela tenemos que ir al lugar donde hay un banco de pez vela. Si nos hubiéramos quedado cerca de la playa nunca hubiésemos pescado uno.
En consecuencia, si queremos pescar talento, debemos buscar un banco de talentos ¿dónde? Pues bien, en otras empresas de nuestro mismo giro, escuelas que están formando jóvenes en nuestro rubro ó asociaciones de profesionales de nuestra especialidad.
¡Ah, pero eso no es todo! Te propongo que busques en tu propia empresa. En su interior hay trabajadores dedicados, inteligentes, que no incurren en reprocesos, ni desperdicios, esos son una joya, es preciso rescatarlos y considerar que si lo están haciendo bien es porque son talentosos. Pero ¡aguas! ¿es posible superar la barrera del jefe directo? Abundan los jefes que bloquean el futuro de un trabajador talentoso, no quieren ser desplazados y ponen obstáculos al desarrollo de sus subordinados más brillantes. Los ven como sus rivales. De modo que es preciso obviarlos y acceder a ellos de manera directa, no preguntando a los jefes intermedios.
En fin, la búsqueda del talento es difícil pero no tanto si encontramos “el camino amarillo”.
Te invito a reflexionar y a disfrutar de una semana feliz y productiva.
¡HASTA EL PRÓXIMO MIÉRCOLES!
Malcolm Maxwell: “Los logros extraordinarios obedecen menos al talento que a la oportunidad”.