Líder Arriesgado que lo Pierde Todo
Mar 01, 2023Foto: http://www.theyucatantimes.com/2015/12/mexicos-oil-auction-beats-expectations-despite-oil-price/
¿Has escuchado dichos como “el que no arriesga no gana”, o frases como la de Terencio “sin riesgo no se hace nada grande y memorable”?
Darle la cara al riesgo requiere valor. Osadía que puede volverse temeridad y derrumbarte al abismo.
Es el caso de los empresarios mexicanos que con gran visión se lanzaron de lleno a capitalizar el auge de la industria petrolera. Al igual que muchísimos empresarios de Estados Unidos, Europa, Singapur y Japón se decidieron a invertir fuerte en lo que venía.
Se esperaba un crecimiento de dos dígitos, se abrieron nuevas fuentes para encontrar gas y petróleo. Los precios se disparaban a las nubes, cien dólares por barril eran un atractivo suficiente como para no dejar la oportunidad sin capitalizar.
Pero la competencia en los mercados es un juego de suma cero. Lo que algunos ganan, otros lo pierden.
Los países árabes dueños de las mayores reservas de petróleo decidieron que era impostergable recordar al mundo que los dueños de ese negocio son ellos y nadie puede amenazarlos. Impulsaron al máximo la explotación de sus campos petroleros y provocaron la caída de los precios.
Se impuso con fuerza y claridad la eterna regla de oro “el que tiene el oro impone la regla”
Abajo de los cuarenta dólares por barril dejó de ser negocio para los advenedizos. El fracking que se veía como una gran oportunidad se desvaneció por los aires.
¿Qué sucedió en tierras mexicanas? El impulso que tomaron los inversionistas para crear o ampliar sus negocios establecidos provocó una nueva situación de bonanza. El dinero grande llegó en grande.
Toda la franja del Golfo de México, que incluye a los estados de Tamaulipas, Veracruz, Tabasco y Campeche, comenzó a gozar de un auge repentino que elevó los precios de terrenos, casas, vehículos y alimentos para la población. No era más que la consecuencia de las nuevas inversiones en empresas dedicadas a la exploración y explotación del petróleo, así como las crecientes inversiones de los proveedores de bienes intermedios y directos.
Para abril de 2016 toda la parafernalia que alegraba la fiesta se convirtió en tragedia. Las grandes empresas como Schlumberger, Shell, Halliburton, British Petroleum y con mayor razón las medianas y pequeñas tuvieron que despedir personal, en grandes números.
Petróleos de México (Pemex) llegó a deber más de 129,000 millones de pesos a sus proveedores.
De la consultora KPMG surge la voz de su experto en energía y recursos naturales, Alexander Braune, al declarar al periódico Reforma “los perfiles más sacrificados han sido los ingenieros petroleros, personal de mantenimiento de plataformas marinas, profesionistas ligados al diseño básico y preplaneación de proyectos”.
Lo peor es la repercusión de esta cancelación de puestos. Por un lado, los inversionistas visionarios y valerosos que arriesgan su capital para entrarle de lleno a una industria que promete; por otro lado, afectó a los profesionistas que se especializan en este campo y que, difícilmente, encontrarán en donde ocuparse.
Toda la inversión en desarrollo de talento especializado y de construcción de empresas para atender ese mercado que ofrecía tanta promesa se pierde. De poco sirve decir que es temporal el efecto, que tarde o temprano habrá de reactivarse la industria petrolera.
Visto desde una perspectiva macroeconómica no hay mayor problema. Esas inversiones no se pierden, esa formación de talento especializado no desaparecerá y se recuperará en su oportunidad. Los directivos (políticos) a cargo de las grandes instituciones se les hace fácil decir que pagarán sus adeudos en cuatro o seis meses, después de haber incumplido y deshonrado sus compromisos de pago.
Visto desde una perspectiva microeconómica el asunto es distinto. Para una empresa los costos inherentes en la formación de personal y luego en la nómina quincenal no son recuperables. Los formas, inviertes en capital humano y luego tienes que despedirlos porque no puedes soportar la nómina. Las personas afectadas no pueden dejar de comer hasta que las cosas mejoren.
El impacto global lo vemos en que la nueva estadística de seguridad nacional coloca a la ciudad de Villahermosa como la más violenta del país por el número de robos a casa habitación, robo a negocios y a transeúntes, secuestros, extorsiones y crímenes. Supera a la Ciudad de México, Tamaulipas y Morelos, que ya es decir mucho.
Hay que haber vivido la situación de un empresario mediano o pequeño a quien le posponen o le cancelan proyectos de gran magnitud. No es solamente el desplome de sus ilusiones. Es el desgarre emocional que lo paraliza y puede hacerlo sucumbir.
Hay que vivir la experiencia de ser un profesionista que le pagan cursos de especialización y comienza a trabajar con gran dedicación para aplicar su talento para, de repente, encontrarse de patitas en la calle, desempleado, sin recursos y con frecuencia lleno de compromisos por la nueva casa o el nuevo automóvil que compró amparado en la confianza de su nueva posición laboral.
En síntesis, por un lado tenemos el aprecio por quienes se arriesgan y por otro, la desgracia de quienes al arriesgarse lo pierden todo. En algunos casos, hasta la confianza de seguir adelante.
Cuando una empresa quiebra arrastra las fortunas acumuladas en momentos de bonanza y deja al desventurado que se arriesgó en condiciones de auténtica indefensión. No le resulta fácil levantarse. Sabemos de sobra que el éxito consiste en caer seis veces y levantarse siete. La última puede ser la buena y…tal vez la definitiva.
Nos alienta pensar como Thomas Alva Edison “toda persona debe decidir una vez en su vida si se lanza a triunfar arriesgándolo todo, o si se sienta a ver el paso de los triunfadores”. ¿De cuál tipo de gente eres tú: te lanzas arriesgándolo todo o precavidamente te sientas? ¿Te lo has planteado?
Por lo pronto, te deseo una semana feliz y productiva.