Escucha el podcast: Y ¿Qué Pasa Si Perdemos?
¡HOLA, BIENVENIDO AL BLOG DE ALFREDO ESPONDA! Te doy las gracias por estar aquí. Te ofrezco una reflexión deseando que te resulte de utilidad.
Estaba con mi hijo, un empresario exitoso y de gran talento directivo, cuando me preguntó: ¿qué va a pasar si perdemos y ganan los de la 4T? Eso fue un mes antes de las elecciones.
Le dije: no te preocupes, hay que ver el otro lado de la moneda. Siempre nos hemos quejado de la falta de continuidad. Cuando eran priistas, el presidente no reconocía los lineamientos, ni los avances de su antecesor. Sucedió con López Portillo que chocó con la herencia de Luis Echeverría, Ernesto Zedillo chocó con la herencia de Salinas de Gortari; de acuerdo con la experiencia panista tuvimos a Felipe Calderón que repudió la herencia que le dejó Vicente Fox. Peña Nieto no tenía que darle continuidad a nada, creó sus reformas y todas se las desbarató López Obrador.
En síntesis, no ha habido continuidad. El desarrollo nacional es una larga historia de inconsistencias, un sube y baja, que nos ha frenado para obtener la gran nación que todos ansiamos.
En este sentido, lo que podemos tener para el período 2024-2030 es, efectivamente, continuidad, lo cual no nos caería mal. Según lo que nos dice Claudia Sheinbaum.
Por un lado, nos preocupa que AMLO eche andar su ocurrencia de los cambios constitucionales que presentó el 5 de febrero. Espero que no persevere en esa dirección.
Lo que sí es interesante, es el extraordinario enfoque a los programas de trabajo que han estado bajo la dirección del exrector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente. En eso sí confío y espero que Claudia, si gana, los respete y los aproveche.
Es triste, y te tengo que confesar, que allí sí le ganó la partida a Enrique de la Madrid, especialmente, porque los talentos iniciales que tenía a su disposición, se rajaron: no hemos tenido participaciones de la brillante senadora Beatriz Paredes, no hemos sabido nada del otrora dirigente de la OCDE don José Ángel Gurría Ordóñez, al que yo he admirado como un genio de la economía política mundial, en México, junto con Zedillo, creó la política que, desde entonces, nos ha tenido libre de las crisis sexenales. Así por el estilo, ¿dónde están los que peleaban por la sucesión presidencial? Simplemente, desaparecieron en cuanto Xóchitl les ganó la partida. Y los partidos, se han marginado. Se han concentrado en su interés particular, desdeñando su compromiso nacional.
Regresemos entonces a Juan Ramón de la Fuente. En programas de TV, he visto a sus representantes participar en distintos programas difundiendo lo que están planteando para el próximo sexenio y…me gusta.
En cada área de la economía y la sociedad nacional, un experto bien calificado, se ha estado presentando y exponiendo los puntos de vista que integrarán los programas de trabajo para el próximo sexenio. Así sí. Creo en ellos, creo en la batuta de nuestro exrector. Además, muchas de esas presentaciones han sido en tándem, frente al especialista del mismo tema en el equipo de Xóchitl, y se han desempeñado convincentemente. La confrontación ha sido muy interesante e ilustrativa.
Entonces, mi querido hijo, perdiendo, ganamos.
Ahora bien, no pierdo de vista los peros. ¿Quién nos garantiza que si Claudia gana la elección respetará los programas elaborados, por demás, con gran profesionalismo y dedicación? ¿Cómo sabremos si los grandes especialistas que elaboraron los programas ocuparán las posiciones gubernamentales que les permitan llevar a cabo los programas? ¿Cómo sabremos si Claudia claudicará ante los berrinches y las ocurrencias de AMLO? ¿Qué pasará si el gabinete se llena con incondicionales de la 4T? Claudia podría decepcionarnos, desde el principio, al dar evidencias de su sometimiento al gran decididor nacional.
Cuesta trabajo aceptarlo, pero hay que reflexionarlo. La consigna de todo el sexenio “90% de lealtad (incondicionalidad) y 10% de capacidad” puede persistir, porque esos leales y abyectos colaboradores, sin preparación académica, son expertos en otras materias que quizá no valoramos, pero que son indispensables para perpetuarse en el poder: movilización de masas, negociaciones oscuras frente a fuentes de poder, amarres con líderes de expresión popular, contubernios con el crimen organizado y muchas otras habilidades que nosotros no valoramos, pero son indispensables para seguir detentando el poder.
No nos extrañe que nos aparezcan estos personajes funestos y despreciables en los puestos más elevados de la política nacional, frente a otros que consideramos más preparados, pero no son útiles como instrumentos del poder. Si ya hicieron los programas, ya cumplieron. Hasta allí llegaron.
Sexenio tras sexenio hemos visto al inicio, renacer la esperanza de millones de ciudadanos que a la postre se concreta en desilusión y amargura.
Tengo un amigo muy inteligente y preparado, el gran Víctor, un ferviente seguidor de la 4T desde su fundación, a quien recurro y le pregunto: ¿me aseguras que esto que vemos no nos lleva al autoritarismo? ¿podrías asegurar que no nos vamos a venezolanizarnos? Mi amigo tiene una gran confianza en la nobleza de la 4T. Le deposito mi confianza, que así sea. Que Dios nos bendiga.
¡HASTA EL PRÓXIMO MIÉRCOLES!
ALDOUS LEONARD HUXLEY: Cuanto más siniestros son los deseos de un político, más pomposa, en general, se vuelve la nobleza de su lenguaje.
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