Escucha el podcast: ¡Qué Lata! Otra Vez, Auditoría
¡HOLA! Bienvenidos al blog de Alfredo Esponda. Te doy la más cordial bienvenida, hoy te ofrezco una reflexión acerca de la importancia del Sistema de Gestión de la Calidad.
Me toca que me auditen. Siempre es motivo de tensión; sin embargo, lo acepto estoicamente porque reconozco las ventajas que tiene.
A mí me toca la auditoría en la parte de la Alta Dirección, comienzan con los aspectos relacionados con el contexto de la organización, tengo que demostrar que estoy atento a los factores externos que afectan a la empresa. El análisis de riesgos planteando un FODA actualizado, es decir, las fortalezas y debilidades internas, así como las oportunidades y amenazas externas. Números y gráficas más o menos y ya está.
Luego vienen las preguntas acerca de la planeación. Por cierto, la gente está abundando en decir planificación, mi maestro en la Escuela Nacional de Economía, hoy Facultad, me aclaró: “se dice planeación y no planificación, así como se dice fornicación y no fornificación”, en fin, entramos a las acciones para “asegurar que el sistema de gestión de la calidad pueda lograr sus fines previstos, prevenir o reducir efectos no deseados y aumentar los efectos deseables”. Considero que la auditoría es muy valiosa, sostiene la calidad.
Me piden que explique los objetivos y la política de la calidad, verificando que sean coherentes y medibles la una con los otros. Piden los requisitos aplicables y cómo demostrar su aseguramiento. Éstos deben “ser pertinentes para la conformidad de los productos y servicios para el aumento de la satisfacción del cliente”.
Me piden que muestre el presupuesto asignado al cumplimiento del Sistema de Gestión de la Calidad y así, sucesivamente, me fueron abordando los distintos aspectos que integran el sistema con sus indicadores y sus evidencias.
En CENCADE creemos en la calidad y por ello mantenemos la certificación ISO 9001 en cada una de sus versiones actualizadas, comenzamos desde el año 2000. Hoy nos audita GCB, firma auditora de gran prestigio. Es vivir el trabajo en forma ordenada y documentada acorde con las normas que nos aplican. El beneficio es indiscutible, no hay como tener una organización ordenada que tiene una revisión constante enfocada a la mejora continua.
Me recuerdo la visita a un cliente de una empresa muy importante, le presenté mi programa de mejora continua y me respondió: “no, eso no nos interesa, ya lo hicimos el año pasado”. Me despedí pensando en la equivocada interpretación de ese concepto, la mejora continua cada año tiene nuevas herramientas. Así es la calidad no puedes decir que ya llegaste al tope.
Me tocó vivir el inicio del movimiento internacional de la calidad con el Dr. Edwards Deming desde abril de 1980 en que asistí a uno de sus cursos en el Hotel Ohare de Chicago. Los japoneses generaron una verdadera revolución con el éxito de sus productos exportados a Estados Unidos. Vivieron desde 1950 la aplicación de la filosofía y los métodos que el Dr. Deming les enseñó.
En México, le dimos vigencia a esta corriente con la formación de la Fundación Mexicana para la Calidad Total en 1987 con “la visión de crear una cultura de calidad”. Sin embargo, en 2012 se apagó el fuego entusiasta que generaron los meritorios esfuerzos de Joaquín Peón Escalante. La Fundación entregaba el Premio Nacional a la Calidad con la asistencia del presidente de la República, pero desapareció. A algún funcionario público le pareció irrelevante. Ni modo. La Calidad Total no pegó, cedió el paso al Aseguramiento.
En ese mismo año de 1987 comenzó a intensificarse la creación, en paralelo, del Instituto Mexicano para la Normalización y Certificación de la Calidad (IMNC) que ha enarbolado, desde entonces, la elaboración y publicación de las normas ISO en nuestro país. El IMNC registra las normas y las empresas auditoras, para lograr que sus certificaciones estén reconocidas. Vaya que sí, estas normas son la base para el comercio confiable.
El esfuerzo de lograr calidad obedeció al desorden que había después de la Segunda Guerra Mundial, por ello, en 1947 se reunieron delegados de 25 países para crear estándares que fueran uniformes a nivel mundial y facilitaran el comercio internacional.
Apoyados en el Oráculo de Delfos del Siglo XXI, Google, sabemos que: “Durante las siguientes décadas, ISO creó comités y publicó estándares para todo, desde unidades de medida hasta contenedores de carga y calidad ambiental. No fue sino hasta 1987 que ISO publicó la primera norma de gestión de calidad, denominada ISO 9001”
“Después de haber celebrado su 70 aniversario en 2017, ISO se destaca por su rol fuerte en las industrias internacionales. Hoy, con 22,401 Normas Internacionales que cubren todos los aspectos de los negocios y la tecnología, y miembros de 161 países, ISO tiene su mirada puesta en el futuro de la certificación de calidad y seguridad”
¿Me creerías que, no obstante que el mundo entero aplica las normas ISO, en México todavía la mayoría de las empresas está ajena al cumplimiento de los estándares?
Un buen ejemplo de sus beneficios está en que las exportaciones mexicanas, que van más allá de los 500,000 millones de dólares al año, todas están amparadas en el cumplimiento de normas ISO. Sin cumplimiento de normas no sería posible el comercio internacional. Comprar a distancia productos certificados con ISO es nuestra de garantía de calidad.
Es cierto, es una lata tener que atender al auditor, sin embargo, vale la pena porque es el medio para mantener en los hechos y ante los clientes, que se cuenta con un sistema que garantiza calidad de lo que ofertamos. No hay un substituto que ofrezca lo mismo al cliente.
¡HASTA EL PRÓXIMO MIÉRCOLES!
JOAQUÍN PEÓN ESCALANTE: Si la calidad no mejora la calidad de vida de otros, no vale la pena. El porqué de la calidad es estar al servicio de personas, ciudadanos, de la comunidad. Eso es lo que le da sentido, robustece su misión, su razón de ser desde una perspectiva existencial y humana.
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