Escucha el podcast: El Dilema ¿Moral o Político?
¡HOLA! Bienvenido al blog de Alfredo Esponda. Te ofrezco una reflexión que aspiro a que te resulte útil. Suerte.
Hace poco abrí Netflix y me atrajo una película: Desapareció una Noche. La dirige el envidiado galán de Jennifer López, Ben Affleck. Los actores, su hermanito Cassey Affleck y el gran Morgan Freeman.
Espero encontrar un planteamiento donde evite spoilear la película a la vez que te motive para verla y disfrutarla.
La película trata de una niña que desaparece de su camita en la noche. Todos la buscan. El jefe policíaco y su grupo de investigadores están muy activos. Se suceden aspectos intrigantes que te mantienen interesado toda la película.
El desenlace plantea un auténtico dilema moral: actuar correctamente apegado a la ley o transigir y aceptar una solución que beneficia a una pareja, sin moche de por medio. El tipo se decide por la primera opción: apegarse a la ley. Las consecuencias de su decisión no son agradables para él.
Aquí viene mi reflexión: lo ingrato que resulta ser honesto.
¿Por qué me interesa tanto? Porque estoy rodeado de amigos que dedicaron con ferviente pasión toda su vida al sector público, ingenuamente, siempre creyeron que estaban en la política. Por el tiempo dedicado a la “grilla”, tú sabes. Durante su carrera ascendieron a puestos de gran importancia, pero, frente a otros de similar circunstancia, ellos decidieron ser honestos.
Entonces, ahora, al final de su vida laboral, que están pensionados por el ISSSTE en unos casos y por el IMSS en otros, sucede que el dinero que reciben es muy escaso. Nada suficiente para preservar la clase de vida a la que se acostumbraron cuando trabajaban. Los sueldos siempre fueron bajos, las compensaciones eran elevadas, pero eso no formaba parte del cálculo oficial de la pensión.
El gobierno no sabe premiar a los que trabajan bien honestamente provocando, con ello, que aquellos que deciden hacer carrera en el servicio público busquen maneras de compensarse el valor de su aportación a la sociedad.
Ahora bien, hay otros casos, compañeros en puestos similares que, a diferencia de ellos sí se enriquecieron. ¿Por cuáles medios? Algunos francamente fueron deshonestos, otros usaron sus influencias privilegiadas para hacer negocios y algunas otras cosas “creativas” que se les ocurrían. La verdad, en síntesis, gozan de una gran vida. ¿Y su conciencia? Bien gracias, están orgullosos de haber sido “listos”.
Otro ejemplo es lo que pasó durante la elección presidencial de julio de 1988. El conteo de votos se alargó y el sistema se cayó y se calló. Cuando las computadoras se reactivaron había un claro ganador: Carlos Salinas de Gortari. Los derrotados fueron Cuauhtémoc Cárdenas y Manuel J. Clouthier. Siempre se comentó que hubo fraude y se lo achacaron al responsable del sistema electoral: Manuel Barttlet. Como resulta evidente él tuvo que obedecer al presidente en turno: Miguel de la Madrid. La trayectoria política de Barttlet demuestra que fue ampliamente recompensado por su lealtad, tanto por De la Madrid como por Salinas de Gortari.
En otro caso, recuerdo que en la empresa teníamos a una compañera muy linda, de escasos 19 años. El director me invitó a comer para platicarme que la compañera había acudido con él para pedirle orientación. No sabía qué hacer. Se encontraba embarazada y le dijo que el tipo que la embarazó fue un turista muy guapo que conoció en su viaje a Cancún y no lo había vuelto a ver.
Esto me produjo una gran indignación por la falta de ética de nuestro director al estar compartiendo una información tan delicada. A ese director le perdí el respeto completamente, me resultó difícil seguir trabajando para él. Renuncié tres meses después.
Esta reflexión sobre los dilemas morales me surge en un momento en que es fecha de graduaciones de jóvenes. Ninguno de los graduados con los que he platicado contempla un futuro profesional vinculado a la carrera política. Esto refleja un desamor por el servicio público, hay un desinterés notable por servir a la sociedad. Por otro lado, se pone de manifiesto la degradación de valores en la vida pública de nuestro país. Es frecuente el anuncio de funcionarios y de políticos que son exhibidos por actos de corrupción o de complicidad para actuar carentes de sentido ético.
Como miembros de esta gran sociedad mexicana tenemos que encontrar solución para elevar la calidad ética del servicio público, para evitar que quienes incursionan en esa carrera por vocación no contribuyan a la constante degradación de valores y de la calidad del servicio a los ciudadanos.
Te invito a reflexionar sobre este punto. ¿Qué debemos hacer para elevar el nivel ético de la actividad política?
¡HASTA EL PRÓXIMO MIÉRCOLES!
WOLFGANG VON GOETHE: La ventaja se la lleva aquel que aprovecha el momento oportuno.
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